¡Ya es primavera! Y con ella -esperemos- que llegue el buen tiempo, los días soleados, los pajarillos cantando y las ganas de conquistar las calles. ¿Qué calles? Por ejemplo, las de una ciudad Patrimonio de la Humanidad: Alcalá de Henares.
¡Qué hambre dan los paseos! Es mover las piernas y se abre el apetito. Alcalá es el lugar perfecto para tapear. Con el buen tiempo las tabernitas y locales que sacan sus mesas a la calle son innumerables, los verás allá por donde vayas, sobre todo, en la calle peatonal Mayor (la de los soportales y la casa de Cervantes) y los alrededores de la Plaza Cervantes. Yo me decanto por las terrazas más cercanas a la placita que queda delante de la Universidad. Da gusto tomarse el aperitivo en este rinconcito alcalaíno.
Pero después de ese aperitivo quiero porponeros algunos restaurantes especiales con propuestas gastro deliciosas y locales con un ambiente único, cada uno en su estilo. Es el otro Alcalá de Henares.
Por un lado, un pedacito del norte: la taberna La Mar Salada (http://marsalada.es), con su cocinero Albano Gómez al frente. Creatividad y saber culinario para degustar los mejores pescados de la temporada como las rabas de calamar al estilo de Santander y las anchoas de Santoña. No dejéis de probar las croquetas de chipirón en su tinta. Me gusta por ser un lugar de picoteo divertido, con una variada barra de pintxos
al más puro estilo del norte.
Atentos a su web, encontraréis información de un evento muy interesante: el primer restaurante pop up de Alcalá de Henares, posible gracias al chef de La Mar Salada y al hotel Evenia Alcalá.
Un restaurante con sabor italiano en un ambinete cercano, familiar y acogedor: Francesco`s (www.francescospizza.es).
No penséis que solo de pizza se alimenta el hombre en este local. Sus raviolis de burrata con caldo de boletus y aceite de trufa son una opción gourmet deliciosa o, para los más tradicionales, raviolis negros de bacalao con salsa de pimiento del piquillo. De entre las pizzas, mi recomendación: aspagari gorgonzola (crema suave de gorgonzola,
trigeros y beicon).
Y para los más tradicionales; Sacha's Omelette (Vía Complutense, 32), un clásico entre los clásicos, la tortillería española. ¿Qué se come? Tortilla de patata, su especialidad, cocinada con patata kennebec de Betanzos,
aceite virgen de Baena y su chorrito de caldo de gallina con verduras y grelos
y una seña de chorizo. Hay que probarla.
Y de postre o para el café de media tarde, una visita a Bambi (calle Mayor, 3), una pastelería delicada, con dulces caseros para llevar y tomar allí, en un ambiente con cierto aire vintage chic.
Ya podéis ir preparando vuestra escapada con la seguridad de que no pasaréis hambre.
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